viernes, 3 de septiembre de 2010

¿Es que no hay Bolas?

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No es la primera vez que escribo sobre este tema...

No sé por qué, pero antes de este partido hubo cierta "atmósfera" tal vez era la convocatoria. Quizá el hecho de tener a la mayoría de los jugadores que uno pide ahí, en la cancha. También -y aquí no tomo partido- había cierto dejo politiquero en el ambiente, y al menos en el canal por el que yo vi el juego, se mencionó la palabra "Vinotinto" casi con la misma frecuencia con la que se hacía en los tiempos en los que era necesario para crear identidad. Cuando era un mantra...

Quien vio los partidos de Luisma Seijas, Emilio Rentería, Roberto Rosales, Salomón Rondón y ese muchachito tocado por los dioses que juega en el Brujas, la semana pasada, tuvo la corazonada de que algo distinto pasaría, que por fin la etapa de "seleccionador" de Farías estaba terminando dando paso a la siguiente etapa, la de "director técnico". En algún momento se llegó a pensar que la hora del cisma entre las esperanzas y las realidades había llegado.

No fue así, nuestras ilusiones se fueron diluyendo y poco a poco fuimos cayendo en los mismos vicios de siempre, esos que nos han marcado a fuego y cuyas cicatrices llevamos en la frente.

Ya no es una cuestión de falta de talento. Tampoco es que no haya canchas, ni que la culpa es de la gente que no va al estadio. Tenemos talento, tenemos una mediana infraestructura, tenemos un sentimiento de arraigo, a tal punto que aun cuando los resultados han sido adversos, y el juego tedioso, a pesar de que se esta desperdiciando el talento de jugadores que tal vez en un futuro a largo plazo serán recordados no sólo aquí, sino en latitudes tan exóticas como el Archipiélago Balear, o los Países Bajos, o en las fías riberas del Elba, la gente sigue ahí, pegada al radio, o a la pc o viajando una cantidad de horas con tal de ver a su País, batirse en duelo de caballeros frente al Hermano Rival.

Es ahí cuando uno culpa, o responsabiliza a un director técnico que nunca fue jugador. Es patente la brecha que divide a Farías de cualquier otro DT del continente. Sólo hace falta escucharle hablar a él y luego cerrar los ojos e imaginar quienes son sus homólogos: El Bolillo, Batista (campeón del mundo) Tabárez (POR DIOS)
Bielsa... A lo mejor hombre por hombre nuestra selección puede enfrentarse de tu a tu con Brasil, o con Guinea Ecuatorial o Con Nepal, estos últimos rivales muy apetecibles por el sabio de Cumaná, pero a la hora de ponernos banquillo a banquillo, siempre llevaremos la de perder

Pero esto parece no importarles a quienes desde arriba dirigen las riendas de nuestro fútbol. "Un universo de 50 jugadores" Lo escuché decir ¿Hablas en serio César? con todo respeto a nuestros futbolistas y contando a los que desabridamente llaman "legionarios" ¿En nuestro país existen 50 jugadores de primer nivel? La realidad es distinta a hace 10 años, es verdad aunque nos duela y nos cueste aceptarlo, el amor por la selección creció en buena parte de la mano del Dr. quien, nos guste o no, nos despertó el gusto por las victorias, un sabor que nuestro paladar no conocía hasta entonces. Y ahora las mieles de la victoria no se perciben. Desde hace rato...

Horror aparte la actitud complaciente de algunos medios que se hacen sordos ante todos los que sentimos amor por la camiseta. Ser un periodista deportivo no implica saber del juego, y entonces los errores en cuanto a conceptos se pueden disculpar. Sin embargo, la profesión de periodista tiene entre sus códigos, un compromiso entre el emisor y los receptores del mensaje. Cuando se ignora y descarta la opinión del hincha, quien en ultima instancia es el usuario del fútbol de su selección, y a quien se le debe más respeto, entonces el periodista lo está haciendo mal deliberadamente.

Sabemos que este malestar se pasará y volveremos a confiar, a creer, porque al final somos enamorados de nuestros colores y tenemos un sueño. Pero una cosa le debe quedar clara al cuerpo técnico y a las autoridades de la Federación: No se puede jugar con los sentimientos del pueblo, porque llegara el día en que se tenga que jugar todos los partidos de visitante, porque los reclamos llegarán con más fuerza, incluso en aquellas plazas que hoy son fortines para el técnico, y atolladeros para la selección.

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