jueves, 9 de septiembre de 2010

Hincha militante

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Hace algunos años me topé con unos colores que al poco tiempo se convertirían en mi pasión. Una tarde cualquiera decidí acercarme al estadio y ver de cerca lo que para
aquel entonces disfrutaba muy poca gente aquí en Caracas, el fútbol.

Caras nuevas y uno que otro personaje que facilmente reconocía de otras partes fueron apareciendo en el estadio y poco a poco me fui sintiendo cómodo. Si, es un lugar común decir que "antes eramos 20 pelagatos" pero quien lo vivió de primera mano no deja de asombrarse al ver un Estadio Olímpico a rebosar. Tener que comprar una entrada a los revendedores era algo que sólo pasaba cuando ibas a un Caracas Magallanes ¿revendedores en el fútbol? ¡Ja! ni de vaina, aquello no era negocio.

Hoy es mucho más sencillo, y sobre todo más atrayente, acercarse a un lugar lleno de gente que corea las canciones y putea a los rivales. También es mucho más fácil llamarse hincha de un equipo que ha ganado 11 veces y que aporta el mayor porcentaje de jugadores a la selección nacional, pero ese es otro tema.

Lo Cierto es que hemos crecido y con ese crecimiento llegan nuevos retos, nuevas responsabilidades, me refiero a que hay una serie de códigos intrínsecos que dimanan de la calidad de hincha. El hecho de defender tus colores y odiar a tu rival es algo con lo que no se nace, al menos no para nosotros en esta generación. Eso les tocará a nuestros hijos y sera nuestra responsabilidad hacer que ellos sientan la camiseta, pero en última instancia será decisión de ellos y nosotros solamente podremos observar. Pero es muy temprano -al menos para quienes no tenemos hijos- pensar en eso, así que concentrémonos en lo que es realmente importante: Ser hinchas hoy.

Diferencias aparte nadie puede decir que quiere al equipo más o menos que quien se siente a su lado en el estadio. los diferentes criterios quedan ahogados en un solo grito: ¡TACHIRENSES HIJOS DE PUTA! Si, Por extraño que parezca el odio nos hermana, y por un momento somos y pensamos lo mismo.

No pretendo dar un mensaje de unidad, ni hermanarme con quien tenga diferencias, simplemente quiero que por lo que queda de semana vivamos lo bonito de tener un enemigo común. En la unión está la fuerza. Uno por uno los dedos son débiles, pero cerrados forman un puño fuerte y demoledor, capaz de borrar con un sólo movimiento cualquier atisbo de sonrisa de la cara más feliz.

Hoy más que nunca soy un Hincha Militante. Capaz de defender a un desconocido por el simple hecho de llevar puesta la misma camiseta.
Hermanos, está semana es para disfrutarla, para inflar el pecho de orgullo rojo, para mirar con desprecio al gocho de la panadería, para reivindicar el gentilicio caraqueño y regocijarnos en haber escogido bien nuestros colores, esos que jamás dejaremos de lado aunque nos mudemos a otra ciudad, a otro país o a otro continente.
hoy te invito a ser un Hincha Militante.

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