miércoles, 28 de abril de 2010

Luz para afuera, Oscuridad para la casa

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El fútbol es un fenómeno global. Hoy en día, podemos seguir a cualquier equipo del mundo, sin importar su país de origen o la competencia en la que participe. El deporte rey es tan espectáculo-negocio que incluso ser el equipo más chico de un país -literalmente- es un título del que se pude presumir. Siguiendo esta lógica los colosos de esta disciplina están llamados a arrastrar sobre si toda la atención del paleta fútbol y esto es un hecho que nadie podría negar aunque quisiera.

En nuestro país se acostumbra(ba) seguir equipos de otras latitudes, pero de un tiempo para acá la realidad ha sido otra. Explicar esto es caer en lugares comunes así que lo obviaremos. Pero algo resaltante, además de el crecimiento del atleta criollo ha sido la lucha por una identificación con lo nuestro. El querer desarraigar el amor por banderas y camisetas extranjeras y sembrar la verdadera pasión por lo nativo, por lo de aquí, ha sido una ardua misión en la que se han comprometido muchos y cuyos insipientes frutos comienzan a verse.

Pero esos "cruzados" del fútbol nacional ven neutralizados sus esfuerzos cuando gigantes de los medios, política, empresa privada, Estado, y en fin cualquier ente con poder meten su mano podrida e intervienen para mal. Escribo esto con la portada del decano del periodismo deportivo en Venezuela en las manos y me cuesta creer que en la mesa de redacción la balanza se haya inclinado del lado de un evento -importantísimo, si- extranjero en detrimento de el partido más importante de la disciplina más practicada en el territorio nacional. Es un acto de violencia contra el aficionado, una falta de respeto a la identidad futbolera del venezolano o en el mejor de los casos, un acto de competencia desleal en contra de quienes para bien o para mal transmitirán el partido.

Que flaco favor le haces desde la Avenida San Martín a las nuevas generaciones que deberían estar pegando afiches de jugadores venezolanos en sus cuartos, soñando con ser ellos, viéndose en el espejo de los Guerra, Gómez, Rincón o Fedor.

Irresponsables, pecadores por palabra, obra y omisión. Mientras la difusión de nuestro fútbol esté en sus manos seguiremos soportando la Plaza Alfredo Sadel llena de gente celebrando triunfos de países que ni siquiera han visitado.

No se llenen la boca luego con títulos auto impuestos como " La casa de la Selección" o "El canal de los que SI aman el Fútbol Nacional" cuando en las ocasiones que de verdad tienen que demostrarlo, la mezquindad y la farándula se imponen ante los valores patrios y el verdadero sentimiento nacional.

* Portada del diario Meridiano, el día del clásico del fútbol Nacional.

viernes, 23 de abril de 2010

Los Trapos y su Gente...

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Toda la situación de los trapos me recuerdan a ese ícono de los 90 François Weffer, que aparecía furtivamente en el canal 2, para decirle a la gente que debían o no ponerse. Hoy vemos como desde la Cota 905, se trata, de una manera insuficiente, de garantizar la seguridad con medidas que a las claras, no representan un paso firme para lograr el objetivo.

No estoy yo por la misión de reclamar los derechos de los gochos (Dios me libre) pero me parece un acto estéril el impedir que los fulanos en cuestión guinden sus trapos en el sector que se ha delimitado para ellos.

Medidas como esta distan mucho de reivindicar el slogan del club "Siéntete Grande", hay un montón de cosas por hacer. No dejar que los hinchas rivales expresen su simpatía mediante un trapo es risible. Lo que deben impedir es el acceso de ambas aficiones por la misma entrada, la reventa de entradas por parte de la Policía Metropolitana. exigirle a la empresa de seguridad que tiene contrato con el club, que sus efectivos tengan un biotipo y un adiestramiento ad oc y que de esta forma puedan cumplir con su trabajo.
El camino por andar es muy largo, todos hemos puesto de nuestra parte y queremos que esto siga creciendo. Pero mientras quieran imponer un respeto que no se han ganado cuando han tenido la oportunidad, con medidas serias y decisiones acertadas,los gerentes de la Cota pasarán sin pena ni gloria y al final solo pocos lo recordarán, tal como le pasó a François Weffer.

miércoles, 21 de abril de 2010

Que la Fuerza te Acompañe...

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Veinte siglos antes de Cristo, la humanidad ya había descubierto el anís. Las antiguas culturas, como la babilónica, la sumeria, y más recientemente los griegos y romanos, lo utilizaban como planta medicinal y como especie para la importante tarea de preservar los alimentos en una época donde no se conocía la refrigeración.
Las primeras referencias de el anís como bebida se remontan al imperio de Carlomagno, por allá por el siglo XIII. Cuentan las crónicas de la época que el emperador mandó a cultivar esta especia, para que de esta manera existiera suficiente provisión y así poder estimular los sentidos de la población. De hecho, la palabra griega anisemi significa excitar.

Yo descubrí el anís a los siete años. me encontraba de vacaciones con mi hermana y el muchacho que era su novio para aquel tiempo. Recuerdo que salía de la piscina y corrí raudo y sediento hacia la mesa en la que estaban sentados ellos. Agarré el vaso con jugo de naranja y tomé la mayor cantidad que pude en un sólo buche. Error, mi hermana y su novio gritaron advirtiéndome pero era demasiado tarde, ya había tragado...
Las consecuencias de mi primer contacto con el anís fueron las esperadas, me mareé, vomité y posteriormente me quedé dormido. Me sentía realmente mal y juré que más nunca probaría licor. Mi cuñado de turno dijo profético: "Algún día te tragarás tus palabras".

Y así fue. Más de veinte años después el anís (entre otras bebidas) me atrae. Lo sé, en Venezuela, cada vez que alguien le ofrece anís a una persona de más de 25 años, seguramente lo rechazara con una excusa similar a esta : "Yo no tomo eso desde que salí del liceo" El anís se ha ganado la reputación de ser "la bebida del estudiante" y fue satanizado en los 90s cuando al delicioso cóctel que resulta de al mezclar esta bebida con yogurt líquido, se le atribuían envenenamientos, desmayos y hasta embarazos. Lo que los padres no sabían (o no querían saber) era que había otros ingredientes, y que eran esos otros ingredientes los que causaban las tragedias. Pero el anís fue proscrito y tomado como un chivo expiatorio. El objetivo se cumplió, y una generación creció detestando el anís y amando la cocaína y el sexo sin preservativo.

En España es muy popular el anís, sobre todo entre adultos mayores; en Grecia, el ouzo es típico y cultural, y en Italia se toma sambuca, con o sin mosca...
Pero en este lado del mundo, en el trópico, pocas cosas son tan estimulantes como una maraquita, refrescante cóctel en el que el que al anís le se le suman la acidez del limón y el burbujear de la soda. El Power Ranger, del que ya hablamos, resulta muy bueno si se toma con moderación, después de haber comido y con la suficiente cantidad de profilácticos. En la playa se disfruta de un buen trago de anís con hielo y limón. ¿Acaso no es tentador ver una botella de Cartujo salir del congelador, helada, escarchada, iridiscente, con esa etiqueta blanca y la foto del monje? Por cierto, que si miramos bien el monje, parece un famoso Maestro Jedi.

Mitos aparte, resulta interesante revisar nuestros archivos sensoriales, hurgar en esos primeros encuentros, y darnos el lujo de recordar lo que nuestras cabezas e hígados adolescentes sintieron y sufrieron cuando se dejaban llevar de la mano por Obi Wan Kenobi...

Dedicada a Fernando, que ya no está entre nosotros, donde quiera que te encuentres Negro...

lunes, 19 de abril de 2010

Educación Física

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Una vez me encontraba en un restaurante chino de la Avenida Lecuna y en una mesa estaba un famoso boxeador venezolano, Campeón Mundial de Peso no se que cosa, se tambaleaba y se reía con esa risa estúpida que el alcohol nos produce. Pensé en pedirle un autógrafo y tomarme una foto con él, pero rápidamente aborté la idea. Recuerdo haber pensado que aquel hombre era un "arma viviente" y que su background social era determinante en este hecho. Guardé mi cámara y poco después le vi salir, aun más tambaleante y con una risa todavía más estúpida.

No soy muy seguidor del pugilismo aunque entiendo la gente a la que le gusta. A fin de cuentas, es uno contra uno, se usan las manos y se "da la cara" Deporte en su más pura definición.
Jamás he visto un boxeador al que llamen "El asesino de la Boyera" o "el Terror de Beverly Hills" o "La Hermosa Pesadilla" De hecho el único boxeador "bonito" de mi generación al menos, fue Oscar de la Hoya y ahora promociona shampoo anti-caspa. Los boxeadores en su mayoría son pobres, con escasa educación, y esto no está mal. Son muchachos que encuentran una vía de escape a la presión que ejerce sobre ellos su entorno.

"Kid Pambelé" Primer campeón mundial colombiano puede ser visto por las calles de su natal Palenque, borracho y drogado, a la espera de una mínima provocación para hacer el ridículo. Mike Tyson ha estado en el ojo del huracán porque su conducta va en contra de cualquier norma establecida. Es un criminal que se ha comportado de una manera reprobable, dentro y fuera del ring. Si no, pregúntenle a Evander y a Naomi...

Pero por eso no podemos decir que el boxeo es un deporte de criminales. Lo que paso con Valero no es culpa de su pegada descomunal. Todos en algún momento inflamos nuestro pecho al imaginar que fuera ese gocho de look "Waperó" quien por fin le diera su "tate quieto" al Pac Man. Tampoco es culpa de sus simpatías políticas, esto último más que absurdo, resulta estúpido y amarillista. La droga pudo ser un factor condicionante, pero no determinante. Sólo falta asomarse a la ventana para ver consumidores de todo tipo de drogas, desde alcohol hasta ketamina, desde valium hasta café, y esto no quiere decir que los millones de adictos que somos, alberguen dentro de si un asesino.

Lo que pasó con Valero es la síntesis de la sociedad de lo que formamos parte, violenta, insana. Una sociedad en la que los valores se han invertido, donde el respeto a la vida parece haber pasado a un tercer plano.
Valero es uno más, desgraciadamente es unos más. Crímenes espantosos y dramáticos ocurren a diario a todas horas y no es noticia más que para las víctimas y su entorno.
Culpar a éste o aquel es estéril y ruin. Pensar qué se puede hacer para evitar que se repita, parece más sensato. Todo pasa por la aplicación de las sanciones a los criminales, educar a los más jóvenes y Bla bla bla...

Para mi los deportistas son personas como cualquier otra. No son héroes ni modelos a seguir. Simplemente son personas con un talento especial a los que hay que admirar por lo que hagan dentro de la cancha. Pero más allá de eso no podemos esperar que nuestros hijos tengan en los atletas un ejemplo de comportamiento. Esa es tarea de la Familia, pero como siempre, la Familia le deja esa responsabilidad a la Escuela, y ésta sencillamente no puede.

Si la sociedad quiere tener deportistas que sean ejemplos a seguir, debe educarlos para tal fin, si no, sera una petición absurda, es decir, pedirle más de lo que se les da.

jueves, 15 de abril de 2010

Mucho Gusto, mi Nombre es Hincha

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La cancha no requiere estar llena de bote a bote para que haya tensión en el ambiente y cierto aire hostil. Hay cervezas medio calientes pocetas medio llenas y esa mirada, mezcla de decepción y esperanza se asoma en la mayoría de los ojos sin importar de qué color éstos sean. Toda la semana esperando este día y por fin llegó. Poco importó la pelea con la mujer, o el examen de cálculo que tenemos mañana, ni el apretado presupuesto que obliga a rezar mientras te devuelves caminando a casa. Estamos en La Paz, Coquimbo, Barranquilla, Caracas, La plata... En cualquier lugar de Sur América un domingo cualquiera. Nuestras ciudades se pintan de colores y toda la carga, toda la presión va a salir por la boca de quienes asisten a las canchas de fútbol.

Juan Pérez lleva más de seis meses desempleado y para él hay pocas cosas que puedan sacarle una sonrisa: el fútbol, la cerveza y un beso comprado ocasionalmente, le hacen olvidar que La China está cansada y que tarde o temprano lo dejará. Juan tiene miles de equivalentes en cada cancha del continente. Unos deben más de lo que pueden pagar, otros acaban de enterrar un ser querido, otros están agobiados por el demonio del vicio, y sin embargo todos los Juan Pérez asisten a tratar de cambiar ese cúmulo de penas por la efímera alegría de gritar un gol.
Ha dejado atrás todo. La carga de una semana viendo como otros tienen lo que él no (amor, salud, comida...) y el infeliz busca refugio en lo único a lo que le ha sido fiel, ese amor que no le va a reprobar en ningún examen, ese que no lo manda a tender la cama ni a sacar la basura, ese que no finge los orgasmos ni piensa en otro mientras le besa. Es la verdadera alegría poder estar ahí y sentir que puede lograr que las cosas cambien.

Quien no entienda lo que sentimos los millones de Juan Pérez que habitamos esta tierra bonita a la que todos han querido manosear, pobremente podrán entender cuando leen o escuchan frases como "moriría por ti" "iré donde tú vayas" "sueño contigo de noche" y quien no entiende frases de amor es porque nunca ha amado.
Para el que se sabe hincha no hay placer mas grande que haber hecho respetar esos colores que eligió: los resultados son circunstanciales, así como lo son jugadores, técnicos y directivos. Juan Pérez no tiene para fichar al mejor jugador, ni puede comprar árbitros. Aunque Juan sepa exactamente dónde poner a un jugador para que rinda, él no dirige al equipo, entonces hace lo que puede, lo que sabe...

Un acto de violencia no es sólo partir una cabeza o robar la ropa al equipo visitante. Obligar a la familia a ver un juego en lugar umbrío con charcos y hedores es violencia. Es violencia asimismo hacerse el ciego ante los códigos del deporte. Faltar el respeto a los ídolos, es una afrenta que pocos están dispuestos a pasar por alto. Los oscuros del fútbol no casi nunca entienden en que lío se metieron, que este no es un negocio más y que aunque lo fuere, Juan Pérez solo entiende de sentimientos y responde con la pasión, hermanado en un puño apretado y en un grito que ensordece.
En una cancha se desborda todo aquello que uno tiene por dentro. Un hincha es el hijo no reconocido que el amor al deporte tuvo con la inconformidad social, un reflejo que nadie quiere ver. A Juan Pérez lo señalan como violento, pero él sólo responde ante los ataques. Cuando pelea es porque algo está mal por fuera, la violencia sin sentido no existe, siempre hay alguien que la provoca y entonces hay reacciones.
No, el hincha no es un santo, no quiere serlo, pero en la medida que los oscuros del fútbol se quiten los opacos cristales con los que miran hacia la grada, Juan Pérez no tendrá motivos para volver a casa con la nariz rota, y la frente en alto, sabiendo que hizo respetar sus colores.

lunes, 12 de abril de 2010

King George Reinó en Europa

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Liberia es un país con una historia tan romántica como turbia. Formado por esclavos libertos de los Estados Unidos que regresaron a la Madre África para por fin vivir en paz en una sociedad de igualdad y justicia para todos. Nada más lejos de la realidad, ese desarraigo y la poca adaptación de los colonos americanos a la vida africana, han hecho del liberianos un pueblo traumatizado.

En 1966 nació en Monrovia, la capital del país, un chico que dos décadas más tarde llevaría el nombre de su país al penúltimo piso de ese rascacielos que es el fútbol. Su nombre George Weah.

Un Negrón, solo así se puede describir a este gigante de ébano que a lo largo de su carrera vacunó a cuanto equipo se le paraba en frente: Alto, fornido y ágil, muy ágil. Desde sus inicios en el Bongrange Company de Monrovia por allá por el 84, Weah tuvo sobre si esa aura que hace que los grandes brillen.

Luego de recorrer varios equipos de su ciudad natal, fue a Camerún a ganarse la vida jugando en el Tonnerre Yaundé con el que marcaría la nada despreciable cifra de 15 goles en 18 partidos.

El seleccionador de Los Leones Indomables se lo recomendaría a un tal Arsen Wenger quien, según palabras del propio jugador "le enseñó todo lo que sabe". Así daría el salto a Europa y el 1988 fichaba con el Mónaco, flamante campeón galo.

El engramado del Estade Louis II (construido sobre tierras ganadas al mar) le vio crecer, florecer y dar frutos durante cuatro años, hasta que la lógica del Fútbol/Negocio se impuso y nuestro héroe fue a dar al más grande equipo francés, por aquellos tiempos el Paris Saint Germain.
Tres temporadas, 31 goles y millones de aplausos más tarde, el africano cruzaría la frontera para trasladarse a Italia. Allí le esperaba el AC Milan, equipo que había perdido a una de sus principales figuras: Marco Van Basten, a quien las reiteradas lesiones le habían convencido de colgar los guayos.

Su palmarés le precedía: Venia de ganar la Liga y la Copa francesas con el PSG (además de una Copa con el ASM) y de brillar en Europa eliminando al Barcelona en cuartos de la UCL. Además tenía ese no se qué que los fríos números no saben reflejar. Un ídolo estaba por nacer...

De la mano de Capello, Weah alcanzaría el zenit de su carrera. Regularidad, técnica y efectividad, eran su carta de presentación. No era fácil para reemplazar a San Marco (Van Basten) y sin embargo a fuerza de goles el niche lo logró. Basta con ver el golazo que le marcara al Verona, para saber por qué fue premiado como el mejor jugador africano tres años (89, 94 y 95) y por que ganó un Balón de Oro de Europa (95) , siendo hasta ahora el único jugador del Continente Negro en obtener ese galardón. Y el FIFA World Player aquel glorioso año.

La calidad de Weah está por encima de ídolos como los impresionantes Samuel Eto´o, Didier Drogba o Michael Essien. Además de eso, es un jugador al que la gloria y el dinero no le hicieron olvidar su natal Liberia y financió, de su propio bolsillo, no sólo una cantidad de equipos y escuelas de fútbol, sino que también se ocup de la manutención de la selección nacional de aquel país, que se quedó fuera de Japón-Corea por un puntico. Que injusto es el fútbol a veces...

Pero así como llegó a Milanello en reemplazo de un grande, otro grande llego a reemplazarle Sheva sustituiría al liberiano. Y así se marchó a otro equipo, a otro país , su destino, el Chelsea ingles, de allí regresó a Francia a jugar con el Olimpique Marseille. L en esta segunda etapa Europea hubo poco: 9 goles en tres temporadas, ya estaba entrado en años. Luego el boom del fútbol árabe, más atractivo por sus salarios que por otra cosa, le dió una nueva oportunidad, de esta forma terminaría su carrera en el Al- Jezira de los Emiratos Árabes Unidos.

Su huella se ha ido borrando, en parte por la dinámica del fútbol moderno, ávido de una nueva estrella cada media temporada, o tal vez por jamás haber pisado un gramado de Mundial, sin embargo el "King George" sigue siendo el liberiano más universal. Por cierto que una breve incursión en la política lo llevó a ser candidato presidencial de aquel país.

Hoy vive en Estados Unidos, afirma que estudia administración de empresas y disfruta de todo aquello que durante una carrera de más de veinte años cosechó. Lástima que jamás lo vimos brillar en una Copa del Mundo.






jueves, 8 de abril de 2010

De Tiaras, Pozos y Balones.

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En Venezuela hay una costumbre arraigada desde los tiempos pre independentistas: La Cultura del Vivo. Ha sido siempre así, desde antes que el aroma de nuestro cacao perfumara las nobles narices europeas ya había detrás de las fanegas algún vivo criollo que se encargaba de hacer negocio y cómo no, acaparar para si las ganancias.

Una aproximación simplista a la cultura venezolana podría ser la siguiente: Venezuela se ha destacado (en su era contemporánea) por dos cosas, a saber, su riqueza petrolera y sus mujeres de una belleza incomparable.

Son innumerables los títulos de belleza que nuestras "misses" han traído de cuanta justa internacional exista. Podríamos hacer aquí una lista con los nombres pero no viene al caso.

También sabemos que nuestro subsuelo tiene vastas reservas del "excremento del diablo" (como llaman los nigerianos al petróleo) y que de él ha dependido nuestro país dese hace más o menos un siglo.

Detrás de la belleza y de la riqueza minera ha habido siempre alguien que se ocupe (como en la época de los Grandes Cacaos) de acaparar para si los beneficios de lo que bien se produce en esta Tierra de Gracia. Así llegaron las tras-nacionales petroleras a explotar nuestros recursos y a sacarlo de nuestro país para devolverlo en forma de cauchos, cepillos y tobos. Asimismo un cartel encabezado por el llamado "Zar de la Belleza" se abrogó el derecho de decidir cuales son los patrones de la estética criolla, acomodándola según lo que él piensa que debe ser.

Pero en esta última década hay un recurso que no se había explotado y que ha cobrado valor de uso y cambio. Éste no es otro que nuestros futbolistas.

Nos rebanamos los sesos pensando quién es mejor entre el argentinito ese que parece marciano o el portugués con la cara de niña, y somos pocos los que vemos como a nuestras espaldas hay un grupo de señores que ahora se apoderan de nuestros futbolistas para llevarlos al exterior y que de esa forma puedan satisfacer las demandas del mercado (el mercado que hacen ellos para su familia con el dinero de las transacciones) y como pasa con el caso del petróleo y las misses dicen que lo hacen para "poner en alto el nombre del país" o "para beneficiar al pueblo" De cualquier manera, por más orgullo que sintamos al ver a una flaca de apellido impronunciable decir que le gusta comer pabellón mientras le colocan una tiara en la cabeza; o se nos inflame el pecho de orgullo al no poder leer la cifra de los barriles de oro negro que hay entre Apure y Barinas siempre habrá detrás algún vivo criollo que se esta llevando a casa la verdadera tajada. Esto no es distinto con el balompié. Llevar a un niño a jugar por Asia u ofrecer la última maravilla del caribe (futbolísticamente hablando) a precio de gallina flaca, no tiene nada que ver con hacer sonar nuestro himno en el exterior, ni con allanar el camino para el mundial del 3056, sino con una empresa familiar que crece de espaldas a nosotros y a la sombra de esa Primera Piedra del Centro de Entrenamiento de Margarita.

El fútbol es un negocio, estamos claros en eso, pero ¿no debería este negocio dejar algo para el país? Se han preguntado qué beneficios nos dejó el hecho de que el Capitán de la selección sea el segundo goleador histórico de un equipo en España.

El negocio sigue siendo el mismo, es decir, la fórmula sigue siendo la misma del comercio del cacao, del petróleo y de las misses. Sigue habiendo un vivo que dice ayudarnos, nos vende esperanzas, nos deja con un agradable sabor de boca, pero al final se lleva los reales.

Luego se dan el tupé de levantar una bandera de patriotismo y de amor a la selección cuando en realidad juegan para los mismos intereses, los suyos. "La selección no es una herramienta" eso está muy bien dicho, pero estaría mejor si estas palabras salieran de gente que sin oscuras intenciones llevasen a cabo la labor que se les encomendó: administrar nuestros recursos, sea en un pozo petrolero en Machiques, en el Miss Universo o en una cancha de fútbol de esas que vemos por la tele.



lunes, 5 de abril de 2010

Prueba de fe...

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-Buenas tardes ciudadano, permítame su cédula de identidad por favor.

-Cómo no, tenga usted...

-Mmm... Estos números están como borrosos, esto si que es raro. ¿No será que esta cédula es falsa?

-Para nada, es mi cédula desde hace ya bastante tiempo, siempre ha estado así. Vino borrosa pues...

-Mmm... Es curioso, yo jamás he oído de cédulas borrosas, en todo caso eso debe ser ilegal...

-Con el respeto que usted se merece, no creo que sea ilegal. Creo que es una coincidencia.

-Y yo no creo que usted me respete como yo me merezco. ¡Haga el favor de acompañarme!

-¡Por Dios oficial!

-No metamos a Dios en esto, además Dios es un ente imaginario que la humanidad inventó para regular el comportamiento dentro de los grupos sociales. Dios dejó de estar vigente cuando el hombre inventó las leyes. Y como yo represento la ley, soy un representante de Dios, así que le prohíbo que Me mencione.

-No lo puedo creer...

-No lo entiendo señor borroso. Hace un instante invocaba Usted a Dios y ahora no puede creer. Es el problema con los creyentes, en cuanto se les presenta una prueba a su fe ésta se tambalea y así como así, ya no creen.

-Señor oficial, de verdad yo respeto su trabajo, pero en éste momento debo irme. Si de verdad no tiene otro motivo para detenerme, por favor, devuélvame mi cédula y déjeme ir.

-¿Que lo deje ir? Si cree Usted que voy a dejarlo ir por las calles con una débil fe en Dios y una cédula que tal vez sea falsa, está muy equivocado. Yo como agente de la Ley por una parte; y como representante de Dios por otra, no puedo dejar que ande Usted por ahí con un desequilibrio tan marcado entre la ilegalidad y la herejía. No señor ¡acompáñeme!

- Pero esto es un absurdo ¿es esto una especie de programa de cámara escondida?

-Qué cámara escondida ni que cámara escondida. Está Usted haciendo que pierda la paciencia y créame no querrá Usted verme enojado...

-Por Favor oficial, a dónde me llevaría, bajo qué cargos. Insisto que esto es un sinsentido, ¿no podríamos arreglar esto de alguna manera?

-¿De que está hablando? A mi no trate de corromperme. Sepa Usted que llevo 25 años de servicio activo y jamás he recibido ni una sola moneda de gente como usted. Sinceramente me ofende y me repugna. Es típico de los anarquistas como Usted. Creen que pueden andar por ahí desobedeciendo las leyes. Burlándose de las figuras de autoridad, sin creer en Dios, pero invocándolo cuando se ven hundidos hasta el cuello en su propia inmundicia.

-¿Pero Yo que hice? Yo no soy ningún anarquista...

-Nada amigo, no ha hecho nada, ese es el problema. Su inocencia, o debo decir su apatía. Andar por ahí desde quien sabe cuando con documento que tal vez sea falso. Con una fe tambaleante. No me sorprendería que se pusiera usted dinamita en el cuerpo e hiciera volar un autobús escolar lleno de niñas de primaria. Me da Usted mucho miedo amigo. Por favor ponga las manos en la espalda.

- Pero..

-¡PONGA LAS MANOS EN LA ESPALDA! No me obligue a usar mi pistola...

-Esta bien, pero insisto: Esto es injusto.

- No cuestione mis decisiones señor. Suba a la patrulla, ya veremos quién es el injusto...

Donde el Guaire y el Wishka colindan.

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Me pidieron que escribiera sobre el Grunge y sobre los 90`s y acepté. No es que me pidan que escriba muy a menudo, ni que acepte escribir por "encargo" pero aquí les va esto especialmente dedicado a quienes fuimos adolescentes durante esa década y a quienes como David, quieren tener una semblanza de lo que pasó hace más de 15 años.

Empezaré por decir que esa época fue la mejor. Sin duda alguna había algo mágico en el ambiente, habíamos salido de la inocencia de los 80´s estábamos todos muy pendientes de mirar hacia el extranjero, pues gracias a la TV por cable, esto era mucho más fácil.

Existía una especie de "crew de antiheroes" al que mis amigos y yo seguíamos: Kurt Cobain, Layne Staley, Eddie Vedder... Los seguíamos de lejos, fantaseando sobre cómo sería verles en vivo y sobre lo profundamente deprimidos que debían estar para componer de la manera en que lo hacían. Sus voces, empaquetadas en casetes grabados y re grabados una y mil veces, retumbaban desde las cornetas, fotos de ellos pegadas en nuestras paredes, les decían a nuestros padres: "Si, tu hijo está loco y probablemente ande en drogas" Y aunque con ropas regaladas, robadas, cambiadas o compradas en tiendas de segunda mano, buscábamos tropicalizar ese look de Seattle.

Si, había cierto romanticismo en eso de pintarse el cabello: después del Preveral, la violeta de genciana era el segundo artículo más solicitado por nosotros en las farmacias, y nuestro cabello decolorado y seco hacía visos tornasol bajo la luz del sol de Chacaito.

Otro producto indispensable para nosotros era el Wiki-Wiki, ese milagroso tinte para ropa nos permitía cambiar nuestro precario guardarropas con una inversión mínima, y de esa forma una camisa blanca podría pasar a ser verde, amarilla, rojiza, verde de nuevo y así hasta llegar al morado oscuro, que era la última estación en esa vertiginosa escala cromática.

Pues así transcurrían mis días durante aquella época, comiendo pan con refresco (cuando se podía) y tomando el licor con la mejor relación precio/cantidad que nuestros bolsillos adolescentes pudiesen comprar. Apático a cualquier tipo de manifestación deportiva, política o religiosa, nuestras horas eran pocas para achicharrarnos los oídos con Jerry Cantrell, Chris Cornell, Dave Grohl, y tantos otros. Era terapia quemar unas cuantas neuronas y luego tirarse en el piso a escuchar Experimental Jet Set Trrash and no Star aturdiendo al padre o la madre de turno... Ni pensar en bailar algo que no consistiera en darse coñazos unos contra otros, uno no bailaba, para qué bailar, si en Seattle nadie bailaba...

Cómo no extrañar una época en la que surgieron prodigios de la música contemporánea como Mellon Collie and the Infinite Sadness, es casi imposible no reír como niño al recordar el carajazo que se dio Krist Novoselic en la cara; pero claro, ya no para los pelos ver a Eddie Vedder con una franelilla de Jordan trepado en las luces del escenario a punto de caer sobre la olla...

Claro está Michael Stipes ya no puede competir contra Lady Gaga. Estamos en una época distinta donde los la estética está regida por otros parámetros. Ser fanático de una banda no tiene sentido cuando los un artista suplanta a otro cada vez peor. Antes negábamos todo, había una apatía fundamentada en si misma, ser apático era una forma válida de expresarse. Quien se pintara el cabello, se pusiera un pearcing o se hiciese un tatuaje seguramente enfrentaría críticas y miradas de desaprobación, no habían (o habían muy pocas) madres que le pintaran a uno el cabello...

Aquella era música bien visceral, Cobain le robaba las pistolas a su tío para venderlas y comprar sus guitarras, se dice que cierta banda que no nombraré grabó un disco con plata que obtenían vendiendo drogas, y así una infinidad de cuentos que hacía que aquellos años las cosas costaban un poquito más, es decir, era más difícil conseguirlas, tal vez por eso me gustan un poquito más las cosas de aquella época.

Hoy miro por la ventana y el cielo está gris, lluvioso el día. Me gusta imaginar que en Seattle también llueve, que las misma lluvia que hace crecer el Guaire hace también crecer el Wishka. Quién sabe qué tesoros se esconderán en las riberas de ambos ríos.