sábado, 21 de marzo de 2009

El Pollo I

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No había nada extraño en aquel frío y quirúrgico Hipermercado: la luz blanca que te vuelve un idiota paranoide, el aire acondicionado que huele a cartón de caja de Corn Flakes y las enormes paredes de colores repletas de cientos de productos que realmente no necesitamos.

Mientras caminaba sintió que la gente volteaba a verlo, algo extraño pero no inquietante del todo. Siguió pues su paso por los maratónicos pasillos, en busca de la Manteca de cerdo Light que su mujer le había encargado -Ay de Él si llegaba a casa sin ese precioso producto. Pero al doblar entre el pasillo de Servilletas y Papel Higiénico Perfumado, notó que lo seguía un pollo.

¿Cómo describes un pollo? Bueno, es un pájaro, o mejor un ave -no veo diferencia, aunque sé que las hay- este pollo en particular tenía la mirada lela de los pollos, con ojos desorbitados que miran fijamente a ningún lado; era flaco y sus plumas estaban armónicamente desordenadas. Era , ante todo un Pollo Feo.

Caminó rápidamente sin que el emplumado bichejo saliera de su campo visual. Casi corría y el pollo picándole los talones...

La situación se tornaba desesperante, no sebe ser cómodo andar con un pollo al lado, menos cuando está en un Hipermercado donde todos los los pollos están desnudos, muertos y congelados. De pronto, mientras tomaba un paquete para meterlo en el carrito de escuchó una chillona voz: ¿Qué es eso?

-Servilletas para el carro. Respondió casi por instinto.

-¿Comes en el carro?

Notó entonces que las preguntas salían del pico del pollo. Casi se queda helado, petrificado ante la sencilla pregunta que le había hecho el famélico pajarraco.

-!Los pollos no hablan!- dijo en voz alta, casi a gritos. La gente en el Hipermercado volteó con un movimiento casi coreográfico a mirarlo. La roja vergüenza llegó hasta sus orejas mientras agachaba la cabeza para mirar a su plumífero interlocutor de corral.


-Los pollos no hablan. Casi susurrando.
-¿Por qué tienes las orejas rojas? ¿Tes sientes bien?
-Si, es solamente que no debería hablarte, mejor dicho, tu no deberías hablarme, ni hablar con nadie. ¡Eres un pollo! Los pollos no hablan
- Si bueno- repuso el pollo con su polluna voz- Tu eres el humano. Debe ser cierto

-"Personal de limpieza al pasillo 66" Se escuchó la voz nasal en el sistema de parlantes.

Sin dar tiempo para que las personas que compartían el pasillo con Él siguieran viéndolo como si estuviera loco, cambió de pasillo para tratar de perder al pollo. En ese momento notó que un empleado del Hipermercado venía a su encuentro:

-Señor, lamento informarle que no se permite la entrada a mascota en nuestro establecimiento.

-Pero es que...

-Lo sentimos señor, pero su pollo ha ensuciado los pasillos 65, 66, y 67. Deben abandonar el Hipermercado.
-¿Usted me está jodie..?
-¡Gracias por su preferencia. Vuelva pronto! -Sin el pollo-...
El empleado le mostró el camino hasta la puerta y lo despidió con una sonrisa de esas que te enseñan en los cursos de RRHH.

Incómodo con lo ocurrido, camino hasta su carro para darse cuenta que el pollo venia tras de si. Paró y con un grito hizo que el pollo literalmente se cagara:

Déjame en paz! Por tu culpa me sacaron del Hiperercado, por ti la gente allá dentro pensó que estaba loco. ¡Déjame en paz!
-¡Está Bien TE DEJO EN PAZ! -grió el pollo- pero respóndeme una cosa ¿Cómo le explicarás a tu mujer lo de la Manteca de Cerdo Ligera?

continuará...

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