Metrosexual

-Buenos días, uno de 0,50 por favor.
-¿De 500?

No obtuvo de mi respuesta alguna, tomé el tikete y me fui. Entré junto con los demás al literal cojeculo que implica el Metro.
Los minutos pasaban al igual que los trenes, llenos hasta más no poder, repletos y calientes...

El último estertor de la frescura matinal quedo allá arriba en la avenida, eran las 6:15. Lo recuerdo clarito, sin embargo ahora faltan 5 para las 7 y mi camisa ya está arrugada, y yo estoy sudando. Dejo de ser yo y me convierto en parte de ese todo que huele a muchas cosas y que hiede a muchas cosas, y de pronto siento como el piso se mueve bajo mis pies, y sin darme tiempo de trancar la respiración los olores y las temperaturas corporales de mis pares comienzan a empujarme hacia el interior del vagón que ya se abría...

Una llave, encaja perfectamente en la cerradura, eso es lo que la hace cumplir su función. Bien, dentro del vagón soy una especie de llave que encaja y es encajado por los cuatro flancos, siento senos en mi espalda. Ja! Gran cosa va a hacer la espalda con ese par de tetas. Por otro lado -por el de atrás- siento una especie de mano. Seamos sinceros, Yo quiero pensar que es una mano, pero no sabría decir qué parte del cuerpo es, en todo caso no es para nada cómodo.

Por delante la situación no es mucho mejor: Uno, de seguro un gocho, está respirando hondo sobre mi pecho (me han abierto la camisa) y digo que es gocho porque sólo un gocho va a las 6:00 am en camiseta con jean, correa de cuero marrón y zapatos de goma blancos.
Ahora un codo acaricia mi nuca y la "mano" en mi trasero comienza a moverse acompasadamente, me preocupa.

Los apretones se suceden, y soy yo quien respira sobre la nuca del gocho, los senos en mi espalda ya no son dos sino tres, curioso... Me revuelco en la cerradura humana y consigo que mi pecho pegue contra una de las puertas, lo que deja mi espalda y trasero completamente expuestos, pánico...

La puerta se abre y comienza el movimiento que me extrae, por extraño que parezca el calor del anden me refresca, salimos, salí... El anden se escucha feliz, la gente se ríe mientras se estruja contra los demás, definitivamente ellos saben que entraran a una orgía...